Ésta es la historia de un sábado MI SI do# de no importa qué mes LA SI y de un hombre sentado a un piano MI SI do# de no importa qué viejo café. LA SI MI Toma el vaso y le tiemblan las manos apestando entre humo y sudor y se agarra a su tabla de náufrago volviendo a su eterna canción. LA, LA, LA, LA... do# LA do# FA# SI7 TOCA OTRA VEZ, VIEJO PERDEDOR HACES QUE ME SIENTA BIEN, ES TAN TRISTE LA NOCHE QUE TU CANCIÓN SABE A DERROTA Y A HIEL. Cada vez que el espejo de la pared le devuelve más joven su piel, se le encienden los ojos y su niñez viene a tocar junto a él. Pero siempre hay borrachos con babas quien le recuerdan quién fue: el más joven maestro al piano vencido por una mujer. LA, LA, LA... Ella siempre temió echar raíces, que pudieran sus alas cortar. En la jaula metida, la vida se le iba y quiso sus fuerzas probar. No lamenta que dé malos pasos aunque nunca desea su mal. Pero a ratos con furia golpea el piano y hay algunos que le han visto llorar. El micrófono huele a cerveza y el calor se podría cortar. Solitarios oscuros buscando pareja apurándose un sábado más. Hay un hombre aferrado a un piano, la emoción empapada en alcohol y una voz que le dice: "pareces cansado y aún no ha salido ni el sol." LA, LA, LA